La infección con una cepa probiótica de unabacteria podría ayudar en el tratamiento de los efectos negativos de otra cepa de la misma bacteria asociada con la enfermedad de Crohn, según un artículo que publica la revista Applied and Environmental Microbiology.
La de Crohn es una enfermedad que implica una inflamación crónica del sistema digestivo que generalmente afecta los intestinos, pero puede darse en cualquier parte desde la boca hasta el extremo del recto.
La enfermedad puede ocurrir a cualquier edad, pero generalmente se presenta en personas entre los 15 y los 35 años, y los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de este mal, entre ellos el tabaquismo.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, encabezado por Claudia Huebner, explica en el artículo que se cree que la enfermedad de Crohn se desarrolla como resultado de una “respuesta aberrante del sistema de inmunidad a los microbios intestinales en un anfitrión genéticamente susceptible”.
Durante la última década numerosos estudios han vinculado la enfermedad con los altos niveles de la bacteria Escherichia coli adherente e invasiva (ECAI).
El artículo señala que los investigadores aislaron esa bacteria en el 36% de los pacientes afectados por el mal de Crohn, comparado con apenas el 6% en un grupo de control.
Dado que la enfermedad de Crohn es un subtipo de una enfermedad inflamatoria intestinal, y ante el éxito de tratamientos contra esas enfermedades la bacteria probiótica E. coli Nissle 1917 (EcN), los investigadores probaron el impacto que la EcN pudiera generar en una infección ya establecida de ECAI en cultivos de células similares a los encontrados en el revestimiento interior de los intestinos.
De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud los probióticos son “microorganismos vivos que cuando se suministran en cantidades adecuadas promueven beneficios en la salud” del organismo anfitrión.
Los probióticos pueden administrarse como aditivos en un alimento y permanecen activos en el intestino y ejerciendo importantes efectos fisiológicos. Ingeridos en cantidades suficientes pueden contribuir al equilibrio de la flora bacteriana intestinal y potenciar el sistema inmunológico.
Estos microorganismos están presentes en alimentos como los yogures frescos y otras leches fermentadas, tales como el kefir y el jocoque mexicano.
El equipo de Auckland encontró que el tratamiento con la cepa EcN no sólo ayudó a impedir que la cepa de referencia LF82 de la bacteria ECAI invadiera las células y estableciera la infección, sino que también parece modular la producción de las proteínas de inmunidad que causan la inflamación.
“Este estudio es el primero, hasta donde sabemos, que muestra que la bacteria EcN puede reducir algunos de los efectos negativos asociados con la cepa LF82 en las infecciones ya establecidas y enfatiza el potencial de EcN en el tratamiento de la enfermedad inflamatoria de los intestinos” , indicaron los autores.
“El uso de este (microorganismo) probiótico podría ser de interés en los pacientes con enfermedad crónica que albergan la ECAI patogénica”, añadieron.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/articulos/63614.html