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Lo esencial: evitar el gluten

Se estima que en el país hay unos 500.000 celíacos. La celiaquía es un trastorno autoinmune que se caracteriza por la intolerancia total y permanente a las proteínas contenidas en el gluten del trigo, la avena, la cebada y el centeno, cereales muy comunes en la alimentación diaria. Estas proteínas afectan al intestino delgado, encargado de la absorción de los nutrientes que, como consecuencia, no cumple adecuadamente con esta función. La celiaquía es una condición genética, es decir que se nace con la predisposición a padecerla, pero no siempre se manifiesta clínicamente. Y el gluten es lo que provoca el disparo de la respuesta en los pacientes con predisposición.

Entonces, para que la enfermedad aparezca es necesaria la combinación del componente genético y una alta ingesta de gluten.

En los chicos con predisposición a desarrollarla, la enfermedad suele presentarse entre los dos o tres años. En los adultos puede aparecer entre los 30 y los 40. Diarrea, pérdida de peso y desnutrición son las manifestaciones más típicas y se observan tanto en niños, como en adolescentes y adultos. En muchos casos, la afección puede pasar prácticamente inadvertida hasta que comienzan a surgir algunas complicaciones. Por eso, entre las diversas enfermedades que existen, a la celiaquía se la conoce como la “gran simuladora”, porque hay síntomas que poco llevan a pensar en este trastorno. “Desde que se comenzó a estudiar la enfermedad, hubo una relación de 3 a 1 entre mujeres y hombres.

Es decir que por cada tres mujeres celíacas, existía un solo hombre enfermo. Las causas por las que el trastorno aparece en esta relación nunca fueron claras. Lo que sí es evidente es que la celiaquía tiene una base genética y una situación del medio ambiente que la provoca”, explica el doctor Eduardo Mauriño, jefe del servicio de Intestino Delgado del hospital de Gastroenterología Bonorino Udaondo.

Cada vez se conocen más casos, ¿esto quiere decir que hoy más enfermos celíacos? Para la doctora Silvia Pedreira del Servicio de Gastroenterología del Hospital Alemán, la enfermedad pasó desapercibida en los casos sub-clínicos o asintomáticos por muchos años. “Antes sólo se detectaban en aquellos pacientes que presentaban signos digestivos graves como diarrea o desnutrición. Hoy, con el avance del conocimiento y con la ayuda de nuevos anticuerpos que se detectan en simples análisis de sangre, es mucho más fácil el diagnóstico de formas sub-clínicas o sin síntomas”, sostiene la médica.

En las mujeres, algunas de las complicaciones no frecuentes que comenzaron a encontrar los médicos en los últimos años fueron la anemia, la osteoporosis, las alteraciones ginecobstétricas -como la menarca tardía- y situaciones que suponen un estrés inmunológico como el posparto, una intervención quirúrgica o una diarrea infecciosa. La celiaquía puede producir abortos espontáneos en la mujer fértil y niños de bajo peso al momento del nacimiento. La infertilidad y la impotencia también son una forma de presentación de la enfermedad.

También se ven alteraciones psicológicas como depresión y ansiedad en adultos e irritabilidad en los chicos. Luego del diagnóstico y ante la exigencia de llevar una dieta restrictiva de por vida, como sucede con otras enfermedades crónicas, se genera en el individuo y en su grupo familiar un reajuste personal y familiar. Aunque los pacientes reciben con alivio el diagnóstico, una posterior sensación de confusión, de negación, rabia y depresión es la primera consecuencia de una fase de crisis que debería culminar en la aceptación de la enfermedad. Según Pedreira, “los chicos se adaptan más fácil a la dieta que los adultos”.
Informacion Sacada De: clarin.com

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