Desde 1945 las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), tales como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa van en aumento. En el mundo las sufren aproximadamente 2,5 millones de personas. ¿Hay realmente más casos o ha mejorado su detección? El profesor Desreumaux del Instituto nacional de salud e investigación médica y especialista en estas enfermedades explica por qué cada vez hay más enfermos.
Un sistema inmune demasiado “susceptible”
De la artritis reumatoide a la psoriasis, las enfermedades inflamatorias crónicas se caracterizan por una respuesta inapropiada del sistema inmune a elementos naturales. En el caso de las enfermedades crónicas intestinales, las bacterias habituales de la flora intestinal desencadenan una reacción desproporcionada de las defensas del organismo. Al sentirse atacado injustamente, el sistema inmune reacciona creando inflamación en la mucosa intestinal. Este mecanismo tiene por objetivo prevenir la propagación de agentes tóxicos, eliminar los agentes patógenos e iniciar las primeras etapas de la reparación.
Esta inflamación se caracteriza por el enrojecimiento (debido a la dilatación de los vasos sanguíneos en el área lesionada), el calor (debido al flujo sanguíneo y la liberación de sustancias que provocan fiebre), y la hinchazón con formación de edema que comprime las terminaciones nerviosas, causando dolor (además de la secreción de sustancias liberadas por las células dañadas).
La mayoría de las personas afectadas están en el segmento de edad que va de los 20 a los 25 años. Sin embargo, de 15% a 20% de los pacientes son menores de 15 años. “Al evolucionar por medio de crisis intercaladas con períodos de remisión, estas enfermedades pueden compararse con el asma”, explica el profesor Desreumaux.
Factores genéticos y medioambientales
- Los factores genéticos
Se sabe que en la enfermedad de Crohn existen factores genéticos, con una preponderancia que varía de 5% a 35% según el país. Recientemente se ha identificado un primer gen de susceptibilidad llamado NOD2/CARD15. Tres mutaciones principales son las que permiten distinguir a los grupos de pacientes con un riesgo 40 veces mayor de padecer la enfermedad de Crohn. “El problema es que estas formas representan solo un paciente de cinco. (Por otro lado, el cribado genético no se implementará en un futuro cercano). Estos genes, además, no parecen estar ligados a las formas más graves de la enfermedad ni a una mejor respuesta a ciertas terapias. Por ahora estas influencias genéticas solo nos pueden ayudar a comprender la enfermedad y, tal vez, a desarrollar nuevos tratamientos”, explica el profesor Desreumaux.
- Los factores ambientales
El mayor aumento en el número de casos se registra en los países en vías de desarrollo. Los factores que podrían explicarlo son varios: contaminación, dieta, estilo de vida, estrés… pero no hay pruebas hasta el momento. El profesor Desreumaux precisa que “solo el tabaquismo ha sido formalmente identificado como una práctica que favorece la enfermedad de Crohn, pero que en cambio protegería contra la colitis ulcerosa”. Entre los otros factores de riesgo identificados se encuentran la apendicetomía antes de la adultez, la cual protegería de la colitis ulcerosa, y la comida chatarra, la que aumentaría el riesgo de ambas enfermedades. Finalmente, como ocurre con las alergias a los alimentos, el aumento de los niveles de higiene podría también tener una influencia. Según esta hipótesis higienista, la limpieza excesiva durante la infancia impediría al aparato digestivo adaptarse a diversas bacterias, haciéndolo reaccionar exageradamente en la edad adulta.
Aunque los tratamientos han mejorado mucho en los últimos años, una mejor comprensión de las interacciones entre el sistema inmune y la flora intestinal podría arrojar luz sobre muchas áreas grises que aún existen en torno a estas dolencias
Tratamientos más eficaces pero diagnóstico tardío
Silencio de los pacientes, mutismo de los médicos… Antes de poder ser tratado adecuadamente, el enfermo necesita tener un diagnóstico correcto. Hay personas que han tenido que esperar años para saber de qué enfermedad sufrían. Se tiene la certeza, sin embargo, de que cuanto más precozmente se traten, mejor será el resultado. Fiebre durante la noche, pérdida de peso, fatiga importante… son algunos de los síntomas que no se pueden ignorar.
Una vez diagnosticadas, toda la vida se ve perturbada en el plano emocional, familiar y profesional. La multiplicación de los exámenes médicos y la posibilidad de complicaciones (con el temor de la extirpación del colon o colectomía) se vive con angustia. Afortunadamente, los tratamientos con cinco aminosalicilatos, corticoides e inmunosupresores y más recientemente, las terapias biológicas, permiten recuperar una vida casi normal a la gran mayoría de los pacientes.
D. Bême
Nota: Las enfermedades inflamatorias crónicas afectan a diferentes órganos: las articulaciones, con artritis reumatoide o espondiloartropatías; la piel, con psoriasis, y el intestino con la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Estas dos se agrupan bajo el común denominador de “enfermedades inflamatorias intestinales crónicas”.
Noticia Sacada De: http://salud.doctissimo.es