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El consumo de alimentos congelados no incrementa el riesgo de padecer enfermedad inflamatoria intestinal.

El consumo de alimentos congelados antes del diagnóstico de una patología inflamatoria intestinal no incrementa el riesgo de padecer la enfermedad de Crohn o una colitis ulcerosa, según se desprende de los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores del Servicio de Gastroenterología del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, presentados recientemente en Sevilla en el marco de la ‘Semana de las Enfermedades Digestivas’.

SEVILLA, 21 (EUROPA PRESS)

Según este trabajo, al que ha tenido acceso Europa Press, los datos de esta investigación descartan así que el consumo de alimentos congelados juegue un papel importante en el desarrollo de este tipo de patologías digestivas, en contraposición con la hipótesis etiopatogénica de la cadena del frío como factor de desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal.

De hecho, este estudio partió como premisa del hecho de que la asociación causal de los factores medioambientales en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) “no es bien conocida”, así como de las recientes hipótesis que han sugerido que el consumo de productos congelados “podría estar vinculado en el desarrollo de la EII, especialmente de la enfermedad de Crohn (EC)”.

De esta forma, el objetivo se centró en evaluar la influencia del consumo de estos alimentos congelados en el riesgo de desarrollar EII, para lo cual se diseñó un estudio de casos y controles con inclusión prospectiva de pacientes mayores de 18 años diagnosticados de EC o CU en los últimos 8 años. Para el control de los resultados, la investigación incluyó también a personas sanas, pareados por edad, sexo y nivel socioeconómico, así como sin historial familiar de EII.

También se determinó que todos los pacientes y sujetos control fueran entrevistados por la misma persona sobre hábitos diabéticos previos al diagnóstico de EII, incluyendo su frecuencia de consumo de alimentos congelados, ya fuese de origen doméstico o industrial. También se identificó la frecuencia de su consumo, al igual que el número de raciones por unidad de tiempo (días, semana o mes), según el tipo de alimento.

MÁS DE 200 PACIENTES PARTICIPANTES

En total, se incluyeron 242 pacientes diagnosticados de EII, de los cuáles 105 tenían EC y 137 CU. Por sexos, 124 eran mujeres y el resto hombres; mientras que la edad media era de 39 años, con una horquilla que iba de los 18 a los 77 años.

Entre los principales resultados se observó que el consumo de alimentos congelados era similar tanto en los pacientes diagnosticados de patología inflamatoria intestinal como los del grupo control. Tampoco se encontraron diferencias en ambos grupos atendiendo a que fuesen alimentos sometidos a un proceso de congelación doméstico o industrial.

Por todo ello, los autores de este estudio señalan que el consumo de alimentos congelados antes del diagnóstico de EII “no parece desempeñar un papel en el desarrollo de EC o CU”, por lo que también concluyen, a la vista de sus resultados, que los mismos “no avalan la hipótesis etiopatogénica de la cadena del frío en la enfermedad inflamatoria intestinal”.

 

Noticia de: ecodiario.eleconomista.es

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